Lo Sublime en la Música
La música orquestal e instrumental son abstractas. La música era considerada como un arte por encima de cualquier otro arte comunicativo. Capta la idea del mundo, su espíritu. Pero hay nuevas preferencias: el canto, vinculado a la poesía o al teatro.
Herder reconoce en la música, las posibilidades estéticas del hombre. De ella surge la poesía lírica.
Goethe definió la música como un templo a través del cual el hombre se interna en el ámbito de lo divino, atraído hacia lo demoníaco y desligado de lo material.
Beethoven sería el máximo de la música pura, sin elementos mundanos que nos evaden de las penas y miserias del mundo.
Lo sublime de la mùsica clásica es que tiene una gran versatilidad que tiene el más famoso mito que la música clásica nos hace más inteligentes, pero escucharla al menos media hora al día proporciona al cerebro un mejor ambiente para desarrollar ideas y establecer conexiones neuronales que, al final del día, nos ayudarán a estar alertas, concentrarnos mejor y optimizar los procesos de aprendizaje.
Algunas recomendaciones de María Pilar Carrasco en su libro Cómo educar a tus hijos con la música, señalan que la música barroca logra estados propicios para el aprendizaje, gracias a su ritmo de 60 golpes, equivalente a los latidos del corazón cuando estamos en reposo.
Además, sus tonos graves provocan ondas cerebrales bajas —relajación—. Algunos ejemplos son: Largo de invierno de Las cuatro estaciones. Largo del concierto en re mayor para cuerdas y guitarra. Concierto en do mayor para clavicordio y mandolina, todas de Vivaldi, y Largo del concierto para clavicordio en fa menor Opus 1056, de Bach.
Las melodías con vibraciones más cortas, mayor ritmo y notas más ágiles provocan un estado de alerta constante, propicio hara el aprendizaje activo, como la Sinfonía Praga y el Concierto para violín y orquesta número 5 en la mayor de Mozart; el Concierto número 1 para piano y orquesta en sí sostenido de Beethoven, todos los valses de Chopin o el Concierto número 1 para piano y orquesta de Tchaikovsky.
Y para revitalizar el cerebro luego de un trabajo intelectual intenso, nada como darle un masaje con Cantos Gregorianos, música con sonidos de la naturaleza, o la música de Mozart para violín o cuarteto de cuerdas.
Y para revitalizar el cerebro luego de un trabajo intelectual intenso, nada como darle un masaje con Cantos Gregorianos, música con sonidos de la naturaleza, o la música de Mozart para violín o cuarteto de cuerdas.